Metafísica 4 en 1-C. Méndez

LA MECÁNICA DEL PENSAMIENTO


Todo el día y toda la noche estamos pensando una infinidad de cosas distintas. Pasa por nuestra mente una especie de película cinematográfica constante, aunque desconectada.
Entre tantas ideas diferentes, nos detenemos a contemplar, examinar o estudiar algunas más que otras.
¿Por qué?
Porque algunas nos han estimulado el sentimiento. Nos han producido temor o antipatía; simpatía o lástima; agrado o desagrado, no importa. El hecho es que por aquel sentimiento, la idea nos interesa, la repasamos más tarde, tal vez la comentamos con alguien. Esto es MEDITAR, y lo que así se medita pasa al subconsciente y se graba allí.
Una vez que se graba una idea en el subconsciente se convierte en un "reflejo". Tú sabes que cuando el médico te da un golpecito en la rodilla, tu pierna da un salto. Te han tocado un punto sensible y has reaccionado, ¿no? En esa misma forma, cada vez que ocurre en tu vida algo referente a una de las ideas que están grabadas en tu subconsciente, el "reflejo" reacciona en la forma exacta en que fue grabado.
Tu adoptas una actitud con el sentimiento original que sentiste cuando primero pensaste en aquella idea.
Los metafísicos llamamos a esto un "concepto", o sea, una creencia, una convicción.
El subconsciente no discierne. No decide nada, no opina por sí solo. No tiene poder para protestar, no tiene voluntad propia. Esas no son sus funciones. Su única función es la de reaccionar poniendo a la orden el reflejo que se le ha dado. Él es, en este sentido, un maravilloso archivador, secretario, bibliotecario automático que ni descansa ni falla jamás. Tampoco tiene sentido del humor. No sabe cuándo una orden ha sido dada en chiste o en serio. De manera que si tu nariz es un poco abultada, y si tú, por hacer reír a los demás, adoptas el chiste de llamarla "mi nariz de papa rellena", por ejemplo, como el subconsciente es un servidor exacto, no tiene sentido del humor y sólo sabe obedecer incondicionalmente, tratará por todos los medios de cumplir la orden que le has dado en tus palabras y sentirás y verás a tu nariz parecerse más y más a una papa rellena.
La palabra "metafísica" quiere decir "más allá de lo físico":
la ciencia que estudia y trata de todo lo que está invisible a los sentidos físicos. Te da la razón de ser a todo lo que no comprendemos; de todo lo misterioso; de todo lo que no tiene una explicación evidente; y es exacta, como comprobarás a medida que leas este librito.
Ahora verás: ¿Recuerdas la primera vez que oíste mencionar la palabra "catarro"? ¿No, verdad? Eras muy pequeñito. La palabra la dijeron tus mayores. Te enseñaron a temerla. A fuerza de repetirla te instruyeron a comprenderla; te dijeron que no te mojaras los pies, que no te pusieras en una corriente de aire, que no te acercaras a alguien porque tenía catarro y se te pegaba, etc. Todo lo cual fue grabado en tu subconsciente y formando un "reflejo". No tuviste jamás que recordar las advertencias de tus mayores. El daño estaba hecho. De allí en adelante, tu subconsciente te ha brindado un catarro (el mejor que te pueda obsequiar) cada vez que te has colocado en una corriente de aire, cada vez que te han mojado los pies, cada vez que te acercas a un acatarrado y cada vez que oyes decir que anda por allí una epidemia de gripe o de catarro.
Por culpa de tus mayores, por lo que has escuchado decir a los demás; por lo que has leído en los periódicos y en los anuncios, en la radio y televisión, y sobre todo porque ignoras la Verdad Metafísica de la Vida, has aceptado estas ideas erróneas y se convirtieron en "reflejos" que actúan sin premeditación tuya, automáticamente, y que son causa de todos los males que te aquejan en el cuadro de tu vida.
Tienes un cargamento voluminoso de ideas ajenas que afectan todos los departamentos de tu vida, tu cuerpo, tu alma y tu mente.
Advierte que si no lo hubieras aceptado, si por el derecho que te da tu libre albedrío de escoger, aceptar y rechazar, no hubieras aceptado lo negativo, no existiría germen ni virus ni poder en el mundo que hubiera podido atacar ni convencer a tu subconsciente para que actuara de ninguna otra forma que aquélla que tú le diste.
Tu voluntad, negativa o positiva, es el imán que atrae hacia ti los gérmenes, las circunstancias adversas o las buenas.
Como ya hemos dicho, tu actitud negativa o positiva ante los hechos, determinan los efectos para ti. 

Extraído del libro: "Metafísica 4 en 1" Volumen I
Autora: Conny Méndez
Ediciones Giluz



EL DECRETO


Cada palabra que se pronuncia es un decreto que se manifiesta en lo exterior. La palabra es el pensamiento hablado. Jesús dijo dos cosas que no han sido tomadas en serio.
Una: "Por tus palabras serás condenado y por tus palabras serás justificado". Esto no significa que los demás nos juzgarán por lo que decimos, aunque esto también es verdad; como habrás visto ya, el Maestro enseñaba Metafísica, sólo que la raza no estaba aún lo suficientemente madura para entenderla. En varias ocasiones lo advirtió diciendo que tenía aún muchas otras cosas que decir, pero que no podrían ser comprendidas. En otras ocasiones dijo que aquel que tuviera oídos para oír, que escuchara. La segunda referencia que hizo al poder de la palabra fue: "No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que de la boca sale, del corazón procede".
Más claramente no se puede expresar.
Te propongo que pongas atención a todo lo que tú decretas en un sólo día. Vamos a recordártelo:
"Los negocios están malísimos".
"El tráfico está imposible".
"El servicio está insoportable".
"No se consigue servicio".
"No dejes eso rodando porque te lo van a robar".
"Los ladrones están asaltando en todas las esquinas".
"Tengo miedo de salir".
"Mirá que te vas a caer".
"Cuidado que te matas".
"Te van a pisar un callo".
"¡Vas a romper eso!".
"Tengo muy mala suerte".
"No puedo comer eso, me hace daño".
"Mi mala memoria..." "Mi dolor de cabeza..." "Mi reumatismo..." "Mi mala digestión..."
"Ese es un bandido".
"Esa es una desgraciada".
"Tenía que ser, cuando no".
No te sorprendas ni te quejes si al expresarlo lo ves ocurrir.
Lo has decretado. Has dado una orden que tiene que ser cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás: Cada palabra que pronuncias es un decreto positivo o negativo. Si es positivo se te manifiesta en bien. Si es negativo se te manifiesta en mal; si es en contra del prójimo es lo mismo que si lo estuvieras decretando contra ti. SE TE DEVUELVE. Si es bondadoso y comprensivo hacia el prójimo, recibirás bondad y comprensión de los demás hacia ti. Y cuando te suceda algo molesto, negativo, desagradable, no digas: "¡Pero si yo no estaba pensando ni temiendo que me fuera a suceder esto!"
Ten la sinceridad y la humildad de tratar de recordar en cuáles términos te expresaste de algún prójimo. En qué momento saltó de tu corazón un concepto viejísimo, arraigado allá que tal vez no es sino una costumbre social como la generalidad de esas citadas más arriba y que tú realmente no tienes deseos de seguir usando.
Como el sentimiento que acompaña a un pensamiento es lo que lo graba más firmemente en el subconsciente, el Maestro Jesús, que jamás empleó palabras superfluas, lo expresó muy bien al decir:
"Lo que de la boca sale, del corazón procede", y esto nos da la clave inequívoca.
El primer sentimiento que nos enseñan es el temor. Nos lo enseñan nuestros padres, primeramente, y luego nuestros maestros de religión. Al sentir un temor se nos acelera el corazón. Solemos decir: "Por poco se me sale el corazón por la boca", para demostrar el grado de temor que sentimos en un momento dado. El temor es lo que está por detrás de todas las frases negativas que he citado antes.
San Pablo dijo: "Somos transformados por la renovación de nuestras mentes". Cada vez que te encuentres diciendo una frase negativa, sabrás qué clase de concepto errado tienes arraigado en el subconsciente, sabrás a qué clase de sentimiento obedece: temor o desamor, atájalo, bórralo negándolo por mentiroso y afirma la verdad, si no quieres continuar manifestándolo en tu exterior. Al poco tiempo de esta práctica notarás que tu hablar es otro; que tu modo de pensar es otro. Tú y tu vida se estarán transformando por la renovación de tu mente.
Cuando estés en reunión con otras personas, te darás perfecta cuenta de la clase de conceptos que poseen y los constatarás en todo lo que les ocurra. Siempre que escuches conversaciones negativas no afirmes nada de lo que expresen.
Piensa: "No lo acepto ni para mí ni para nadie". No tienes que decírselo a esas personas. Es mejor no divulgar la Verdad que estás aprendiendo, no porque haya que ocultarlo, sino que hay una máxima ocultista que dice: "Cuando el discípulo está preparado aparece el Maestro". Por Ley de Atracción, todo el que está preparado para subir de grado es automáticamente acercado al que lo pueda adelantar, de manera que no trates de hacer la labor de catequista. No obligues a nadie a recibir lecciones sobre la Verdad porque te puedes encontrar que aquellos que tú creías más dispuestos, son los que menos simpatizan con ella. A esto se refería Jesús cuando dijo: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que los pisoteen, y se vuelvan y os despedacen".

Extraído del libro: "Metafísica 4 en 1" Volumen I
Autora: Conny Méndez
Ediciones Giluz




¿LA FE MUEVE MONTAÑAS?
¿POR QUÉ Y CÓMO?


Todo el mundo conoce el dicho y lo repite a menudo.
Lo repite como un loro, pues no sabe en realidad lo que significa, ni por qué ni cómo es eso, que la Fe mueve montañas.
Pocos saben que el temor también mueve montañas. El temor y la Fe son una misma fuerza. El temor es negativo y la Fe es positiva. El temor es fe en el mal. En otras palabras, la convicción de que va a ocurrir lo malo. La Fe es la convicción de que lo que va a ocurrir es bueno, o que va a terminar bien. 
El temor y la Fe son las dos caras de una misma moneda.
Fíjate bien. Tú jamás temes que te vaya a suceder algo bueno. Ni tampoco dices jamás que tienes Fe que te va a ocurrir algo malo. La Fe siempre se asocia a algo que deseamos, y no creo que desees el mal para ti:
a éste le temes, ¿no es así?.
Todo lo que tú temes lo atraes y te ocurre. Ahora que, cuando te ocurre, generalmente dices con aire triunfante:
"¡Ajá, yo lo sabía!" "Lo presentí", y sales corriendo a contarlo y repetirlo como para lucir tus dotes de clarividente. Y lo que en realidad ha sucedido es que lo pensaste con temor. ¿Lo presentiste? Claro. Lo
 pre - sentiste. Tú mismo lo estás diciendo. Ya tú sabes que todo lo que se piensa sintiendo al mismo tiempo una emoción, es lo que se manifiesta o se atrae. Tú lo anticipaste y lo esperaste. Anticipar y esperar es Fe.
Ahora fíjate que todo lo que tú esperas con Fe te viene, te sucede. Entonces, si sabes que esto es así, ¿qué te impide usar la Fe para todo lo que tu deseas?: amor, dinero, salud...
Es una Ley natural, una Ordenanza Divina. El Cristo lo enseñó con las siguientes palabras, que tú conoces: "Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis" No lo he inventado yo. Está en el capítulo 21, versículo 22, de San Mateo. Y San Marcos lo expresa más claro aún: "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá". San Pablo lo dice en palabras que no tienen otra interpretación: 
"La Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que se ve". Más arriba dije que la Fe es la convicción del bien.
Ahora te diré que la convicción viene por el conocimiento. Supongamos que tú vives en la provincia y que jamás has ido a la Capital. Quieres ir a la Capital, y tomas el tren, el auto o el avión. Sabes dónde queda la Capital y cómo ir a ella. Un día te diriges a la Capital y utilizas la forma de conducción que mejor te convenga, pero por el camino no vas temiendo desviarte hacia la Luna ¿no? Si fueras un indio salvaje podrías estar temblando de pavor por desconocer totalmente lo que te está pasando. Pero siendo una persona civilizada, vas tranquila, sabiendo que a tal o cual hora llegarás a la Capital. ¿Qué es o que te da esa Fe? El conocimiento. La ignorancia de los Principios de la Creación es lo que hace que el mundo tema el mal, no sepa emplear la Fe, ni siquiera lo que ella es.
La Fe es convicción, seguridad; pero éstas tienen que estar basadas en el conocimiento de algo. Conoces que existe la Capital y vas hacia ella. Por eso sabes que no irás a parar a la Luna.
Ahora sabes que cuando deseas algo, si temes no obtenerlo, no lo obtendrás. Si lo niegas antes de recibirlo, como en el ejemplo dado ya de la oración que dirige a Dios la generalidad de los humanos: "Dios mío, concédeme tal cosa, aunque sé que no me lo darás porque vas a pensar que no me conviene"; no lo obtendrás porque de antemano lo negaste. ¡Has confesado que no lo esperas! 
Déjame darte la fórmula Metafísica para obtener cualquier cosa que uno desee. Es una fórmula para emplearla en todo. Compruébala por tu mismo. No me lo creas ciegamente.
Padre yo deseo: (escribe aquí tus deseos) En Armonía para todo el mundo. De acuerdo con la Voluntad Divina. Bajo la Gracia y de manera Perfecta. Gracias Padre que ya me los has dado.
Ahora no dudes por un solo instante. Has empleado la fórmula mágica. Has cumplido con toda la Ley y no tardarás en ver tu deseo manifestado. Ten paciencia. Mientras más tranquilo esperes, más pronto verás el resultado. La impaciencia, la tensión y el ponerse a empujar mentalmente destruyen el tratamiento (la fórmula es lo que en Metafísica se llama un "tratamiento").
Para que conozcas lo que has hecho al repetir la fórmula, te voy a explicar el proceso detalladamente. Al tú decir: "En Armonía para todo el mundo" has eliminado todo peligro de que tu conveniencia perjudique a otro, como tampoco se te hace posible desear un mal para otro. Al decir: "De acuerdo con la Voluntad Divina"; si lo que tú deseas es menos que perfecto para ti, verás suceder algo mucho mejor de lo que tú esperabas. En este caso significa que lo que estabas deseando no lo ibas a encontrar suficiente, o no te iba a resultar tan bueno como tú pensabas. La Voluntad de Dios es Perfecta. 
Al tú decir: "Bajo la Gracia y de manera Perfecta", encierra un secreto maravilloso. Pero déjame darte un ejemplo de lo que ocurre cuando no se sabe pedir bajo la Gracia y Perfección. Una señora necesitaba urgentemente una suma de dinero, y la pidió asimismo: para el día 15 del mes. Tenía absoluta Fe de que la recibiría, pero su egoísmo e indiferencia no le inspiró pedirla con alguna consideración para nadie más. Al día siguiente un automóvil atropelló a su hija, y el 15 del mes recibió la suma exacta que ella había pedido. Se la pagó la Compañía de Seguros por el accidente de su hija. Ella trabajó contra la Ley y contra ella misma.
Pedir "Bajo la Gracia y de manera Perfecta" es trabajar con la Ley Espiritual. La Ley de Dios que se manifiesta siempre en el Plano Espiritual. Allí (en el Plano Espiritual) todo es Perfecto, sin obstáculos, sin inconvenientes, sin tropiezos ni daños para alguno, sin luchas ni esfuerzos, "suavecito, suavecito", todo con gran amor, y ésta es nuestra Verdad. Ésa es la Verdad que al ser conocida nos hace libres.
"Gracias, Padre, que ya me lo has dado" es la expresión más alta de Fe que podamos abrigar. Jesús la enseñó y la aplicaba en todo, desde antes de partir el pan con que alimentó a cinco mil, hasta para decir cómo transformar el vino en su sangre. Dando las gracias al Padre antes de ver la manifestación.
Como vas viendo, todo lo que enseñó Jesús fue Metafísico.
Todo lo que tú desees, todo lo que vayas necesitando lo puedes manifestar. El Padre todo lo ha previsto ya, todo lo ha dado ya, pero hay que ir pidiéndolo a medida que se sienta la necesidad.
Sólo tienes que recordar que no puedes pedir mal para otro, porque se te devuelve a ti, y todo lo que pidas para ti debes pedirlo también para toda la humanidad, ya que todos somos hijos del mismo Padre.
Por ejemplo, pide grande. El Padre es muy rico y no le gusta la mezquindad. No digas: "Ay Papá Dios, dame una casita. Sólo te pido una casita, aunque sea chiquitita", cuando la realidad es que tú necesitas una casa muy grande porque tu familia es numerosa. No recibirás sino lo que pides.
Pide así: "Padre, dame a mí y a toda la humanidad, todas las maravillas de tu Reino" y ahora has tu lista.
Para ir fortificando la Fe, haz una lista de cosas que deseas o que necesitas. Enumera los objetos o las cosas. Al lado de esta lista haz otra enumerando cosas que deseas ver desaparecer, o bien en ti mismo o en el exterior. En el mismo papel escribe la fórmula que ya te dí anteriormente. Ahora, lee tu papel todas las noches. No debes sentir la menor duda. Da las gracias de nuevo cuantas veces pienses en lo que has escrito. A medida que veas que se te van realizando las cosas enumeradas, ve tachándolas.
Y al final, cuando las veas realizadas a todas, no vayas a ser tan mal agradecida de pensar: "Tal vez se me iban a dar de todas maneras", porque es mentira. Se te dieron porque las pediste correctamente. Lo exterior se acomodó para dejártelas pasar.
Como ya estás muy habituado a sentir temor por una variedad de razones, cada vez que te encuentres atacado por un temor, repite la fórmula siguiente, que te irá borrando el reflejo que tienes grabado en el subconsciente: "Yo no tengo miedo. No quiero el temor. Dios es Amor y en toda la Creación no hay nada que temer. Yo tengo Fe. Quiero sentir Fe".
Un gran Maestro decía: "Lo único que se debe temer es al temor". La fórmula la debes repetir aun cuando estés temblando de terror. En ese momento, con mayor razón. Solamente el deseo de no temer, y el deseo de tener Fe bastan para cancelar todos los efectos del temor, y para situarnos en el Polo Positivo de la Fe.
Supongo que tú ya conoces el principio psicológico según el cual cuando se borra una costumbre hay que sustituirla por otra. Cada vez que se niega o se rechaza una idea cristalizada en el subconsciente, se borra ésta un poquito. El pequeño vacío que por ello se hace hay que llenarlo inmediatamente con una idea contraria. Si no, el vacío atraerá ideas de la misma clase y que siempre están suspendidas en la atmósfera, pensadas por otros. Poco a poco irás viendo que tus temores desaparecen, si es que tienes la voluntad de ser constante, repitiendo la fórmula en todas las circunstancias que se vayan presentando.
Poco a poco irás viendo que únicamente te sucederán cosas como tú las deseas. "Por sus frutos los conoceréis", dijo Jesús.
Este gran instrumento -el "Poder del Decreto"- se presenta a nuestra atención en aquella extraordinaria historia de la Creación que encontramos en los dos primeros capítulos del Génesis en la Biblia. Yo sugiero que tomes tiempo ahora para leer este maravilloso relato. Mientras lees te darás cuenta de que el hombre (esto quiere decir tú y yo) no fue creado para ser la pieza de juego de las circunstancias, la víctima de las condiciones o un títere movido de un lado para otro por poderes fuera de su dominio. En lugar de esto encontramos que el hombre ocupa el pináculo de la Creación; que, lejos de ser lo más insignificante del Universo, es, por la misma naturaleza de los poderes que le ha dado su Creador, la suprema autoridad designada por Dios para regir la Tierra y toda cosa creada. El hombre está dotado de los poderes mismos del Creador porque es "hecho a Su imagen y según Su semejanza". El hombre es el instrumento por medio del cual la Sabiduría, el Amor y el Poder del Creador Espíritu se expresa en plenitud.
Dios situó al hombre en un Universo respondedor y obediente (incluyendo su cuerpo, sus asuntos, su ambiente) que no tiene otra alternativa que llevar a efecto los edictos o decretos de su suprema autoridad.
El Poder de Decretar es absoluto del hombre; el dominio que Dios le dio, irrevocable; y aunque la naturaleza básica del Universo es buena en la evaluación del Creador, puede aparecer ante el hombre solamente cómo él decrete que aparezca.
Vemos que mientras el hombre fue obediente a Su Creador, mantuvo su poder de pensar y hacer decretos a tono con el Espíritu del Bien que es la estructura de la Creación, vivió en un Universo de Bien, un "Jardín del Edén". Pero cuando el hombre "cayó" al comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, y eligió basar su pensamiento y usar sus poderes en el bien y en el mal -lo que como agente libre podía hacer"-, inmediatamente encontró sudor y cardos mezclados con su pan de cada día. Desde la "caída" el hombre se ha atareado declarando su mundo bueno o malo y sus experiencias han sido de acuerdo con sus decretos. Esto demuestra evidentemente cómo responde el Universo y cuán completos y de largo alcance son el dominio y la autoridad del hombre. 


Extraído del libro: "Metafísica 4 en 1" Volumen I
Autora: Conny Méndez
Ediciones Giluz




LOS QUINCE PUNTOS
Para saber si estoy realmente en el sendero

1. Si siempre busco el bien en cada situación, persona y cosa.
2. Si resueltamente le doy la espalda al pasado, sea bueno o malo, vivo únicamente en el presente y futuro.
3. Si perdono a todo el mundo sin excepción, no importa lo que hayan hecho, y luego me perdono a mí mismo de todo corazón.
4. Si considero mi trabajo o tarea diaria como cosa sagrada, tratando de cumplirla lo mejor posible 
(me guste o no).
5. Si hago todo lo que está en mi poder para manifestar un cuerpo sano, y un ambiente armonioso en torno de mí.
6. Si trato de rendir servicio a todos los demás, sin hacerlo de manera fastidiosa o quejándome.
7. Si aprovecho todas las ocasiones de hacer conocer la Verdad, de una forma sabia y discreta.
8. Si evito incondicionalmente la crítica, negándome a escucharla o a apoyarla.
9. Si le dedico por lo menos un cuarto de hora a la meditación y a la oración.
10. Si leo por lo menos un capítulo de algún libro instructivo sobre la Verdad para esta Era.
11. Si hago un Tratamiento especial diariamente para pedir o demostrar la comprensión.
(Hay que afirmarla sabiendo que Dios está con nosotros, o encargar a la Señora Maestra Ascendida Nada del Rayo Oro-Rubí, como a las Huestes del Rayo Dorado)
12. Si me entreno a darle mi primer pensamiento a Dios al despertarme.
13. Si pronuncio el Verbo por el mundo entero todos los días, o bien en nuestros ejercicios diarios, o especialmente, digamos, a las doce del día.
14. Si practico la Regla de Oro de Jesús, en lugar de admirarla únicamente. 
Él dijo: "Haz a los demás lo que desees que te hagan a ti".
Lo importante de la Regla de Oro es que la debemos practicar aunque los demás no la practiquen hacia nosotros. Pero también no hay regla que no tenga su opuesto, de manera que no permitas que otros te hagan lo que serías tú incapaz de hacerles a ellos.
15. Si me doy cuenta perfecta de que lo que yo veo no es sino un espejismo, el cual me es posible transformar por medio de la Oración Científica.

Para poder demostrar Armonía y Perfección de todo en tu vida, pregúntate una vez por semana si estás cumpliendo con todos estos puntos.
En donde quiera que se mencione el perdón se puede insertar la Oración de la Llama Violeta:
"Yo Soy" la Ley del Perdón y la Llama Transmutadora de todos los errores cometidos por mí y por toda la humanidad."
Por supuesto que esto es para estudiantes que ya conocen las Llamas.


Extraído del libro: "Metafísica 4 en 1" Volumen I
Autora: Conny Méndez
Ediciones Giluz



3 comentarios:

  1. YO AGRADEZCO TAN BUENOS CONSEJOS,Y AGRADECERIA POR AYUDA ESPIRITUAL PARA MI HIJA ,ESTA EMBARAZADA Y NO SESTA BIEN CON SU PAREJA,LA BEBA QUE LLEVA DENTRO SUYO DEBE PERSIBIR TODOS ESTOS "DISTURBIOS",Y NO SE LO MERECE ELLA ES UNA BENDICION Y MERECE LO MEJOR, GRACIAS POR LEER MI MENSAJE ATTE FELISA.

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    1. Hola Felisa. Gracias por tu confianza. Te envío un Decreto para que lo realices y así poder ayudar espiritualmente a tu hija y a tu futura nieta.

      "Paz,Paz,Paz, aquiétate. ¡"YO SOY"! Perfecta Obediencia a mi Voluntad Interior. Gracias Padre que ya me oíste.
      (Decretos de los Maestros Ascendidos)

      Cariños Felisa. Que la Luz te Envuelva

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