SANADORES Y SANACIÓN
Podemos definir la Curación como el retorno al Equilibrio, a
la Armonía y a la Salud.
Aquel que ayuda en el proceso de Curación a otra persona le
está ayudando a recobrar su Armonía, su Equilibrio y por lo tanto su Salud.
Quienes se curan a sí mismos o se adentran de alguna manera en la autocuración
se están haciendo volver a sí mismos a la experiencia de Salud.
Utilizamos la palabra “Curación” (o Sanación) para describir
el proceso que tiene por objeto hacer que el individuo –la persona que recibe
Curación- recobre su bienestar.
Curación también es la palabra que damos al resultado final
cuando el proceso tiene éxito. Decimos entonces que la persona se ha curado.
No podemos hablar de Curación, si el resultado es parcial,
pues la persona sólo ha experimentado algún tipo de mejoría momentáneamente.
Cuando los efectos son totales, podemos afirmar que esa
persona está curada.
Creemos que todas las personas poseen la habilidad de Curar
y que sólo necesitan familiarizarse y practicar con las herramientas que ya
poseen. En este caso, todos somos Sanadores, ya sea potencial o consumado.
Al igual que en la medicina, los resultados de la curación
se debe a una combinación de factores:
El grado de habilidad del “Sanador” para utilizar las
herramientas de que dispone; el grado de apertura del individuo ante la
Curación y ante el proceso de cambio que necesariamente la acompaña y por
último, la dinámica interacción entre el sanador y la persona que necesita la
curación.
Obviamente, existen muchos niveles posibles de curación;
entre ellos están el físico, el mental, el emocional y el espiritual.
No hay razón para que nadie siga sufriendo si se dispone de
los medios que pueden proporcionar alivio, ofrecidos como un gesto humanitario
por personas de distintas creencias, pero que poseen los elementos y las
habilidades apropiadas.
La primera regla consiste sólo en ser uno mismo y hacer todo
aquello que te funcione, aún cuando sea diferente de lo que hacen quienes te
rodean.
Hay sanadores que trabajan dentro de la comunidad
científica; otros se desenvuelven en respetados círculos sociales y otros en
diversas culturas.
El hecho de ser capaces de utilizar de manera efectiva una
serie de instrumentos para ayudar a los demás en el proceso de curación, no nos
convierte en individuos más poderosos o mejores que otros; al igual que el
hecho de saber leer no nos hace mejores ni más poderosos que quien no sabe.
Ambas son habilidades valiosas que cualquier persona puede aprender.
¿Cómo entonces puede alguien presumir por saber utilizar una
serie de instrumentos cuyo uso incluso un niño de seis años puede aprender?
Es verdad que ciertos sanadores, o que así se hacen llamar,
se han aprovechado de la superstición y la ignorancia de algunos enfermos con
el objetivo de alcanzar fines personales.
Sin embargo, ello es y será cada vez menos frecuente, a
medida que la gente descubra lo fácil que es utilizar las herramientas de
curación que todos poseemos.
¿Por qué?, porque la Energía de Sanación y Curación viene de
Dios y el Sanador sólo es un instrumento.
El Sanador conciente, sabe que es un vehículo físico
utilizado por Dios.
El Sanador conciente sabe que no es él el que Cura, sino
Dios a través de él.
Dios es Salud, y como todos somos hijos de Dios, todos
tenemos las mismas posibilidades de desarrollar la Práctica de la Sanación.