UN REMEDIO SEGURO
He aquí un tratamiento que garantiza la curación de todas las enfermedades que el cuerpo pueda tener:
Siéntate por media hora todas las noches y perdona mentalmente a cada persona por quien sientas mala voluntad o antipatía. Si temes o estás prejuiciado contra alguien, aunque fuere un animal, mentalmente pídele perdón y envíale pensamientos de amor. Si has acusado a alguien de injusticias; si has discutido poco bondadosamente; si has criticado o murmurado acerca de alguien retira tus palabras pidiéndole, en el silencio, que te perdone. Si has reñido con amigos o familiares, si estás en litigio o separado de alguien, haz todo lo que esté en tu poder para poner fin a la discordia.
Mira a todas las personas y las cosas como realmente son; Espíritus Puros, energía pura y envíales tus más fuertes pensamientos de amor. No vayas ninguna noche a la cama sintiendo que tienes un solo enemigo en el mundo.
Ten cuidado de no pensar o decir una palabra que pudiera ofender. Sé paciente, bondadoso y amoroso bajo todas las circunstancias. Puedes hacer esto si eres fiel a la hora del silencio, cuando estando solo, meditas, porque allí serás ayudado a vencer el egoísmo de la personalidad.
Hay una ley inmutable detrás de éste método curativo; Dios es Amor y el Amor se manifiesta como Vida. Así Dios se manifiesta en y a través de toda Su Creación.
Si nosotros nos separamos del amor de cualquier persona, estamos separando el Amor de Dios, por lo tanto estamos separándonos de la Vida que fluye a través de todo.
Cuando nos separamos con discordia de nuestros semejantes, cortamos los hilos de amor que nos unen a todos los hombres, y al mismo tiempo los hilos por donde fluye la Vida Universal. Entonces nos convertimos en meros manojos de nervios, temblorosos y sacudidos por el temor y la debilidad, muriendo finalmente por falta de Amor a Dios, y a la Vida. Sin embargo por siempre y eternamente el Espíritu Omnipresente busca la continua manera de fluir en nosotros y estimular cada facultad. Debemos reconocer ésta Todopoderosamente Presencia como el factor activo que mueve toda nuestra vida, y que el libre albedrío es inherente en cada uno de nosotros, con lo cual aceptamos o rechazamos todo. Dios nos creó libres y con libre albedrío y no se entromete en nuestras decisiones. Él no está exento de esto. No quebranta Su propia Ley.
La propia condenación es también un gran error que lleva a lamentables resultados. Si te has acusado a ti mismo de ignorancia, miedo, enfermedad, pobreza, ambición o debilidad, pide perdón al Amoroso Padre por el mal uso de Su Energía.
Dí a menudo:
"Ahora entrego estas limitaciones humanas a Ti. ¡Oh Padre! Yo Soy obediente a la Ley de mi Ser, y sé que en Ti soy valeroso, verdadero, enérgico, sabio, puro, perfecto, fuerte, rico, saludable, joven... Eres mi recurso Todopoderoso y confío en Ti completamente".
DISPUESTO A PERDONAR
El método para perdonar es éste:
1) Apártate de todo ruido y aquiétate.
2) Repite cualquier oración o tratamiento que recuerdes o lee un capítulo de algún libro espiritual que te guste.
3) Luego di calmadamente:
"Yo, plena y libremente, perdono a... (nombra a la persona en cuestión); lo suelto y lo dejo ir. Completamente perdono todo el asunto en cuestión.
En cuanto a mí concierne, se ha terminado para siempre; vierto el peso del resentimiento sobre el Cristo dentro de mí. Él ahora queda en libertad, y yo también. Le deseo bien en toda fase de su vida. Ese incidente está terminado. La Verdad Crística nos ha liberado a ambos. Gracias Padre".
4) Ponte de pie y continúa con tus asuntos. Bajo ninguna circunstancia habrás de repetir éste acto de Perdón, porque lo has hecho de una vez por todas, y hacerlo una segunda vez sería repudiar tácitamente tú propio trabajo.
Después cuando el recuerdo de la persona en cuestión se presente en tu mente, bendice brevemente a éste ser y despide al pensamiento. Realiza esto tantas veces como regrese el pensamiento a tu mente.