DULZURAS DE KASHMIR
(por el Amado Lord Koot Hoomi)
Mientras el Señor Maitreya se dirigía a los discípulos esta noche en
Kashmir, seguramente sus corazones se llenaron con el amor que hay dentro de Su
Aura y que se expresa a través de Sus palabras. Hacia el corazón de Kashmir se
han dirigido los hermanos y hermanas de Beijing. De Lhasa han venido los
delegados del Dalai Lama, de China han venido los hermanos y hermanas de la
Orden de Confucio, los Buddhas han venido de Malasia e India, y también los
brahmanes de los Templos de la India.
Alguno de ellos han estado viajando durante casi seis semanas, y no
tenían ni una pista, ni una palabra o señal que les indicara dónde iba a tener
el encuentro. Sólo tenían el impulso magnético que sintieron dentro de sus corazones.
En respuesta a eso, ellos emprendieron la marcha por el sendero del corazón
hacia el valle de Kashmir. Más de diez mil peregrinos y nómadas de Asia, en sus
cuerpos físicos, ya se encuentran reunidos aquí. Es un valle grande, redondo,
como un anfiteatro, con colinas que se elevan suavemente a su alrededor.
Quienes han estado en Kashmir, conocen los bellos colores de las flores, el
delicado canto de las aves que Yo nunca he visto ni escuchado en ninguna otra
parte de la Tierra.
Dentro de ese entorno de belleza natural, los Grandes Seres, los
Hermanos de la Túnica Dorada, son los anfitriones de aquellos que son los
instructores de las actividades seculares del mundo externo, y de los líderes
de las órdenes religiosas de todo tipo, ortodoxas y también metafísicas.
Hoy temprano a la mañana, el Amado Señor Koot Hoomi ocupó Su lugar en
la elevación que mira hacia el este, para que todos los discípulos que están
mirando hacia el altar presidido por el Hermano que está oficiando la
ceremonia, puedan recibir la bendición
de la Luz de Oriente. El Señor Buddha no pronunció ninguna palabra
durante Su irradiación. Él permitió que se tornara visible la radiación desde
el Gran Sol Central, la cual, anclada dentro de Su Propio Cuerpo de Maestro
Ascendido, es muy similar al Rayo de Luz de sus Presencias, hacia dentro de sus
cabezas y corazones.
Extraído del libro: "Dulzuras de Kashmir"
Autor: Lord Koor Hoomi.
Editorial: Loto Dorado
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