Pureza, Inegoísmo y Devoción

PUREZA, INEGOÍSMO Y DEVOCIÓN

Por El Arcángel Zadkiel

Evalúense, sin condenarse. Nosotros no los condenamos.

Ningún Ser Ascendido, Ser Cósmico o cualquier Ser que viva en el Reino de la Perfección, condena a un ser no ascendido por algún error, ni siquiera los errores concientes, dejemos en paz los inconcientes.

Pueden comenzar por evaluar qué están invocando, a qué le están dando sus vidas, y verán cuanta vitalidad tendrán, espiritual y físicamente, en la medida de que no permitan que su Tubo de Luz sea un colador, ni dejen que su atención sea fácilmente distraída de la manifestación constructiva, ni autoricen que sus energías fluyan a través de las actividades vampirescas hacia las corrientes de la angustia, dejando el vehículo físico exhausto.

La concentración de sus energías, amados, en las Huestes Ascendidas de Luz, elevará las energías de sus mundos individuales, y vitalizará todas sus vestiduras, incluso sus formas carnales, y las retornarán a un estado de belleza y perfección, si es que no dejan que el río de su vida fluya de aquí para allá, sin canalización. Esto puedo decírselos.

Aquellos individuos que en el pasado han usado los poderes de la Invocación para fuerzas invisibles que no son constructivas, especialmente en la Atlántida, están ahora otra vez encarnados, un gran número de ellos. Han aprendido el poder de la invocación y, déjenme decirles, amados, lo están usando para canalizar energía de la Orden Blanca, exactamente como lo hicieran cuando teníamos Nuestro Hermoso Templo en las vecindades de la Isla de Cuba. Más y más de estos individuos que al principio adherían a la Orden Blanca, comenzaron a disfrutar de los fenómenos creados por aquellos que deseaban aumentar un sentimiento de poder, de glorificación personal y de soporte financiero. Las masas, interesadas en lo fenoménico que era de naturaleza temporaria, no se adhirieron a los principios de pureza, inegoísmo y devoción que son los requerimientos absolutos para el verdadero Sacerdocio de la Orden de Zadkiel.

Extraído del libro: "Sacerdocio de Zadkiel"

Por El Arcángel Zadkiel y La Santa Amatista