jueves, 11 de diciembre de 2014

ROSAS BLANCAS DE LA MADRE MARÍA - Navidad - Por la Madre María


A medida que entran en la medianoche y mientras Nosotros llegamos al clímax de Nuestra efusión en la Época de Navidad, estaré a través de Mi Luminosa Presencia, en cada iglesia, en cada altar, en cada hogar donde piensen en Mi Presencia o esté el Nombre de Mi Hijo o Su Nacimiento.

Al acercarnos de nuevo a la Bendita Época de Navidad, contemplamos los acontecimientos Sagrados que conducen al Nacimiento del Maestro Jesús en el mundo de los hombres.
Cuando la Rueda Cósmica giró en Su Órbita, el Rayo Dorado, que tenía que dirigir el Poder y la Inteligencia de la Dispensación Cristiana representada por el Maestro Jesús, comenzó a dirigirse a la Tierra. El Sexto Rayo, con todo Su piadoso desarrollo, Su estímulo místico y su "dulce unción desde arriba" anunció la venida de un Gran Maestro, quien encarnaría la Perfección de este Rayo y, en el transcurso de Su Vida, proporcionaría el patrón para la raza humana por los dos mil años durante los cuales Su influencia sería la fuerza predominante para la evolución de los Reinos Angélicos, humano y Elemental.
A veces uno de ustedes Me pedía que le cuente de la Navidad, y sentados a la sombra de los árboles, quizás, repasamos la hermosa historia que se ha tejido alrededor de la celebración de la Navidad. Jesús a menudo introducía un punto de la Ley para aclarar la historia que Yo compuse para ustedes, por placer, a veces acompañada por Mis dedos ocupados en tejer un tapiz de lino. De esta forma se grabó, en las mentes de quienes lo amaron, la historia de los Evangelios, que conmemora Su venida para las generaciones aún no nacidas desde la cuna del tiempo.


Los niños del pueblo y los amigos venían en la noche y cantaban juntos las viejas canciones de David y de la Gloria de Israel y entonces Él nos hablaba del Cielo, y nos contaba acerca del Único Rey Eterno y Padre de todos los corazones, almas y espíritus, y además, el cumpleaños de nuestro Amado Jesús, ahora llamado DÍA DE LA NAVIDAD, pasaba y Él caminaba adelante de nuevo al día siguiente.
Gracias, amados amigos de las eras, por recordarnos a ambos, a Mi Amado Hijo y a Mí- que la plenitud de la Época Crística se manifieste en sus corazones y en su espíritu, y en toda la humanidad, que puedan disfrutar la asociación que les anticipo tendremos uno con otro, en el Año Nuevo, en Mi oficio como co-patrocinante de sus queridas corrientes de vida.
¡Amados hijos, el Señor está con ustedes en la Noche Buena, el Señor está en todas partes Yo Soy, y Yo estoy dentro de sus latentes corazones! Esta noche, mientras este pequeño planeta gira sobre su órbita y mientras la conciencia de la humanidad piensa con ternura en la Hueste Angélica, el Coro Celestial y en las actividades que preceden y siguen a la Primera Navidad, es una hermosa vista observar, desde la sombra de ese estrella, tanta Luz Dorada Pura, tanta Llama Rosa Expandiéndose hacia el Universo y la Galaxia a la cual pertenece, haciendo que la Tierra se parezca más, a la Estrella de la Libertad que está destinada a ser, como Nosotros, quienes la miramos con la vista interior que ha visto por más de una edad y más de una era.


¡OH! ¡TRABAJAR CON LA IMAGEN DIVINA ES UNA EXPERIENCIA que da mucha felicidad!
Trabajar con la de ustedes es una alegría, pero quiero que tengan Nuestro sentimiento con la Imagen Divina de otros. Les agradezco por atraernos a todas Nosotras las Damas del Cielo a su atmósfera, y confío en que quizás de una manera simple les He dado la historia doméstica detrás de la Navidad. He venido cerca de la atmósfera de la Tierra en esta época Santa. Así es naturalmente. Ustedes vienen cuando son llamados, cuando su nombre es pronunciado, cuando se pide su intercesión. Ustedes vienen, aún no ascendidos, a aquellos que aman darles su asistencia, la bendición y la fuerza de sus corrientes de vida, cuando son invitados a ellos. En esta época, dedicada al advenimiento de Mi Amado Hijo sobre este penoso planeta, la puerta está abierta para Mí, también, y vendo cerca de los hijos de la Tierra, los hijos de Mi Seno, los hijos de Mi Corazón. Mientras Me aproximo a sus conciencias, mientras ellos están pensando en Mí y mientras sus palabras se elevan en plegarias y canciones. Me esfuerzo en transmitir, con claridad y fuerte presión, el Concepto Inmaculado, que sostengo para cada uno, por cada uno de ustedes y cada alma sobre este planeta.



Extraído del libro: "Rosas Blancas de la Madre María"
Por la Madre María, Madre de Jesús.
Editorial Plateada.







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