Introducción
El estudio y la reflexión sobre esta hermosa narración de La mitología griega es uno de los más apasionantes y completos que puede acometer cualquier estudiante de lo oculto. Porque no deja sin tocar ninguna fase de la vida del aspirante y hasta lo vincula con actividades cósmicas. Su temática es tan inclusiva, que todos nosotros podemos aplicarnos los experimentos y pruebas, las derrotas y logros de esta heroica figura que se esforzó, siglos atrás, hacia la misma meta que perseguimos nosotros.
Hércules representa al encarnado y aún no perfeccionado Hijo de Dios que, con determinación, toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina, lo que producirá finalmente la manifestación de su interna divinidad. Y, de un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que realizar, resultará un Salvador del Mundo. En los doce trabajos de Hércules, están representados, pues, el Sendero del Discipulado y las experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación.
CAPTURAR LA GAMA O CIERVA DE ORO
4° LABOR
Cáncer (21 junio – 21 julio)
1. Este cuarto trabajo consistió en capturar la cierva de Keruneia. Artemisa había encontrado, tiempo atrás, cinco ciervas iguales y las había capturado. Sus cuernos eran de oro, sus pezuñas, de bronce y jamás habían sido alcanzadas por nadie corriendo. Su tamaño era el de los toros. Artemisa utilizó cuatro de ellas para hacerse una cuadriga y la otra la dedicó a Hera y la situó en el bosque de Keruneia.
Era, por tanto, un animal sagrado y nadie podía tocarla si no quería ser acusado de impiedad.
Todo un año necesitó Hércules para capturarla, cosa que logró, al fin, en el templo de Artemisa (la Luna), donde la encerró y se la cargó a cuestas. Ello provocó que Artemisa se la reclamase. Al atravesar la Arcadia cargado con ella, se cruzó con Diana y Apolo que, a su vez, se la reclamaron también. Pero Hércules se negó a entregársela y, al acusarle ellos de sacrílego, le echó la culpa de su acto a Euristeo y siguió su camino.
2. A Cáncer podemos considerarlo como el último de los signos “preparatorios”. Y ello, tanto si se considera la involución o introducción del espíritu en la materia, como si se trata de la evolución o predominio gradual del espíritu sobre la materia, hasta llegar al reino humano.
El hombre medio, que se ha dotado de una mente en Aries y de un deseo en Tauro y luego se ha concienciado de la dualidad de su naturaleza en Géminis, penetra en el reino humano atravesando el Portal de Cáncer.
El aspirante, ya despierto a lo superior, por su parte, en Aries se ase fuertemente a su mente y la hace trabajar para sus intereses, aprendiendo así a controlarla. En Tauro, recibe el primer destello de luz espiritual, cada vez más fuerte, mientras se aproxima a su meta. En Géminis, no sólo percibe los dos aspectos de su naturaleza, el material y el espiritual, sino que el aspecto espiritual o inmortal empieza a crecer a costa de la parte material o mortal.
3. Para pasar el Portal de Cáncer hay que haber pasado antes por el estado de conocimiento animal hasta llegar al humano. Se trata de un proceso inevitable, subconsciente, potencial y ordenado por las leyes naturales. Más adelante en la evolución, habrá que pasar el Portal de Capricornio. Pero a éste se entra mediante la iniciación, que es siempre un proceso voluntario, libre y poderoso. Cáncer, pues, supone la conciencia del conjunto, de la masa, el espíritu colectivo, mientras que Capricornio representa al grupo, al espíritu Universal.
En Aries y en Tauro, percibimos los mundos de los contactos físicos y de las emociones; en Géminis, el mundo de las ideas convirtiéndonos en humanos. Tenemos, pues, ya instinto e inteligencia. Entonces se nos indica, mediante una iluminación momentánea, que hay más mundos que descubrir y conocer.
4. Cáncer representa la mente subconsciente, la imaginación colectiva, el instinto hereditario.
El hombre no evolucionado está inmerso en la masa. El aspirante, en cambio, se eleva, en este signo, por encima de la masa, a la que le suma el instinto, y empieza a desarrollar la intuición.
Los términos instinto, intelecto e intuición son tres distintos modos de conocimiento. El instinto es la conciencia de la materia y la vida celular. Por eso Artemisa, la Luna, que gobierna la forma material, le reclamaba a Hércules la cierva.
Pero el hombre es racional, sabe analizar y posee una mente y esa nueva capacidad de percepción de un mundo nuevo, es lo que lo diferencia del animal que era, y le ofrece un nuevo campo de conocimiento y experiencia. Y el instinto se transforma en intelecto. El primero le informa del mundo físico y de las emociones que suscita y el otro pone a su alcance el mundo de las ideas y lo hace humano. Entonces es cuando el Maestro le dice que hay aún otro mundo, un mundo con su propio método de contacto.
Expone el mito que, además de Artemisa, le reclamaron a Hércules la cierva de oro Apolo, el dios sol y por Diana, la cazadora celeste. ¿Por qué? Porque, así como Artemisa pensaba que la cierva era el instinto, Diana pensaba que era el intelecto y Apolo pensaba que era la intuición. Y ése es un problema que aún no hemos resuelto del todo porque, como discípulos, hemos de aprender a utilizar El instinto como Artemisa, a su estilo, y el intelecto siguiendo la influencia de Diana, hija del sol; y, a través de él, ponernos en contacto con el mundo de las ideas y de la investigación; y, luego, llevar esa facultad al tempo del Sol y transmutarla en intuición que nos permita conocer las cosas del espíritu.
A continuación, presento, trabajos de Merche Torramilans y Pamela Di Meglio, donde se difunde información audio-visual sobre las Enseñanzas Esotéricas del Maestro El Tibetano D.K. y y el trabajo que realizó a través de Alice Ann Bailey, respecto al Mito de los Doce Trabajos de Hércules; las Energías que interactúan en los períodos de los diferentes signos del Zodíaco y las Lunas Llenas en las diferentes Casas Zodiacales.
Trabajo del Festival de Cáncer
Los Doce Trabajos de Hércules-Cáncer
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