viernes, 2 de enero de 2015

LEO-LA ASTROLOGÍA ESOTÉRICA Y LOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES- Maestro Tibetano D.K. y Alice Ann Bailey

Introducción
El estudio y la reflexión sobre esta hermosa narración de La mitología griega es uno de los más apasionantes y completos que puede acometer cualquier estudiante de lo oculto. Porque no deja sin tocar ninguna fase de la vida del aspirante y hasta lo vincula con actividades cósmicas. Su temática es tan inclusiva, que todos nosotros podemos aplicarnos los experimentos y pruebas, las derrotas y logros de esta heroica figura que se esforzó, siglos atrás, hacia la misma meta que perseguimos nosotros.
Hércules representa al encarnado y aún no perfeccionado Hijo de Dios que, con determinación, toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina, lo que producirá finalmente la manifestación de su interna divinidad. Y, de un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que realizar, resultará un Salvador del Mundo. En los doce trabajos de Hércules, están representados, pues, el Sendero del Discipulado y las experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación.

MATAR AL LEÓN DE NEMEA
5° LABOR
Leo (22 julio – 21 Agosto)


1. Hércules, con todas sus armas preparadas, se situó ante el quinto Portal, ignorando qué le esperaba y preguntándose sobre su siguiente prueba y hasta dudando de su decisión de seguir o no su destino.
Pero su voz interior le decía:
– Los habitantes de Nemea necesitan tu ayuda. Están sufriendo los acosos de un terrible león. La noticia de tus hazañas les ha llegado y piden que los libres de ese azote cruel.
 Y Hércules, prestando oídos a su voz interior, se dispuso a responder a esa necesidad ajena. Así que, pensando que las armas obsequio de los dioses, más que ayudarle le iban a molestar, y fiándose de las suyas de siempre, su garrote, que él mismo había fabricado, su carcaj y su arco, partió en busca del león.
Tras una laboriosa búsqueda, vio al león. Era un hijo de Ortros (el perro hermano de Cerbero), al que Hera había situado allí para que luchase con Hércules.
El león estaba junto a un espeso matorral que había al borde del camino y, al ver a un enemigo que se aproximaba sin miedo, acostumbrado como estaba a que todos huyesen con sólo verlo, rugió con todas sus fuerzas. Con ese rugido, los arbustos se vieron sacudidos, los ecos del mismo llenaron la comarca y sus habitantes temblaron de miedo. Pero Hércules no se movió. Y, echando mano a su carcaj, le lanzó una flecha certera. La flecha dio en el costado del león y cayó al suelo sin haberlo herido. Hércules repitió la operación hasta que se quedó sin flechas, pero el león seguía ileso en medio del camino. Entonces Hércules, asió su garrote y se dirigió, sin miedo, hacia él. Y el león, no acostumbrado a que esto le sucediese, lanzó otro rugido y, dando un salto, desapareció entre los matorrales. Hércules corrió en su persecución, pero no lo pudo encontrar.
Durante largo tiempo buscó al león por el monte sin éxito. Hasta que un día, de repente, escuchó un rugido que provenía de una cueva cercana. Hércules, si dudarlo, se internó en ella para enfrentarse a la fiera. Pero la atravesó y descubrió que la cueva tenía otra salida y que el león había huido por ella. Quedó sin saber qué hacer. Y, mientras meditaba cómo se las arreglaría para cazar al león, vio un montón de troncos y ramas cerca de él, así que los transportó a la entrada de la cueva y la taponó con ellos. Y, yendo por la otra entrada, penetró y allí se enfrentó al león. Lo asió con sus propias manos y lo estranguló. Él solo, sin armas y con sus propia manos. Luego intentó desollarlo. Pero la piel del león era invulnerable y no había cuchillo ni herramienta que la pudiese cortar. Por fin, dio con la solución: lãs garras del mismo león. Con ellas pudo por fin arrancarle la piel y llevársela consigo como prueba de su hazaña.
2. Este trabajo es el número cinco. Cinco es el número del hombre, compuesto de un espíritu inmortal y cuatro vehículos mortales: el físico, el vital, el de deseos y el mental.
a) En Aries, el espíritu tomó para su uso el tipo de materia que le serviría para relacionarse con el mundo de las ideas. Esa materia, luego, se vistió de materia mental, agregando así, a su individualidad, la materia mental que le permitiese expresarse mejor y convertirlo en un espíritu pensador.
b) En Tauro, contactó con el mundo del deseo, siguiendo un procedimiento similar y así entro en contacto con el mundo de los sentimientos y las emociones. Y llegó a ser un espíritu consciente.
c) En Géminis, se construyó un nuevo vehículo como canal para las energías del espíritu y de la materia, manteniendo en armonía los dos polos de su ser. Y así nació el cuerpo vital.
d) En Cáncer, que es el signo del nacimiento físico y de la identificación con la masa, el espíritu inmortal se manifestó en la cuádruple naturaleza, y el hombre se convirtió en el protagonista de su propia vida, vivida en el plano físico.
e) Pero es en Leo donde llegamos, realmente, a ser la estrella de cinco puntas, el ser que se reconoce a sí mismo como un individuo y, al mismo tiempo, como un Yo. En este signo es donde empezamos a utilizar palabras como “Yo” y “mi” y “mío.”
4. Leo es uno de los cuatro signos fijos, que forman la cruz en la que tanto el Cristo Cósmico como el Cristo individual interno están indudablemente crucificados, dificultados, impedidos de manifestarse y, definitivamente sacrificados. Veámoslo:
a) En Tauro, la fuerza creadora a través del deseo, aparece en su aspecto inferior, el deseo sexual, que hay que transmutar en, o sacrificar, a su aspecto superior.
b) En Leo, la mente cósmica actúa sobre el individuo como mente razonadora, y también su aspecto inferior ha de ser sacrificado y la mente del hombre ha de subordinarse a la mente universal.
c) En Escorpio, que es el tercer brazo de la cruz fija, el amor cósmico o atracción cósmica se muestra en su aspecto inferior, produciendo la gran confusión de creer que la materia es lo importante y lo real. Por eso, en Escorpio, el aspirante está crucificado, supeditando la ilusión de la materia a la realidad del espíritu.
d) En Acuario, la luz de la conciencia universal ilumina al ser humano y sacrifica la vida individual volcándola en la vida universal. Se supedita así, pues, lo imaginario, lo irreal a lo real, el aspecto inferior al superior y la unidad a la suma total.
5. Dícese que, antiguamente, sólo existían diez signos en el zodíaco. Y que Leo y Virgo formaban un solo signo con un único símbolo. Y, si se reflexiona un poco, pronto se ve en ello el origen y la interpretación de la esfinge, del león con cabeza de mujer: las dos polaridades, positiva y negativa, el espíritu como león y la materia como mujer o madre de toda forma.

A continuación, presento, trabajos de Merche Torramilans y Pamela Di Meglio, donde se difunde información audio-visual sobre las Enseñanzas Esotéricas del Maestro El Tibetano D.K. y y el trabajo que realizó a través de Alice Ann Bailey, respecto al Mito de los Doce Trabajos de Hércules; las Energías que interactúan en los períodos de los diferentes signos del Zodíaco y las Lunas Llenas en las diferentes Casas Zodiacales.

Trabajo del Festival de Leo

Los Doce Trabajos de Hércules-Leo


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