viernes, 2 de enero de 2015

GÉMINIS-LA ASTROLOGÍA ESOTÉRICA Y LOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES- Maestro Tibetano D.K. y Alice Ann Bailey

Introducción
El estudio y la reflexión sobre esta hermosa narración de La mitología griega es uno de los más apasionantes y completos que puede acometer cualquier estudiante de lo oculto. Porque no deja sin tocar ninguna fase de la vida del aspirante y hasta lo vincula con actividades cósmicas. Su temática es tan inclusiva, que todos nosotros podemos aplicarnos los experimentos y pruebas, las derrotas y logros de esta heroica figura que se esforzó, siglos atrás, hacia la misma meta que perseguimos nosotros.
Hércules representa al encarnado y aún no perfeccionado Hijo de Dios que, con determinación, toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina, lo que producirá finalmente la manifestación de su interna divinidad. Y, de un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que realizar, resultará un Salvador del Mundo. En los doce trabajos de Hércules, están representados, pues, el Sendero del Discipulado y las experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación.

APODERARSE DE LAS MANZANAS DE ORO DE LAS HESPÉRIDES
3° LABOR
Géminis (21 Mayo – 20 junio)


1. En ti yace la verdad. Tienes en ti una fuerza, que es la herencia de todos los hijos de los hombres que son también hijos de Dios.
En este trabajo se prueba la sinceridad del aspirante. Porque en él, para logar las manzanas de la sabiduría, hay que sentir antes un verdadero deseo de ser bueno y de investigar los aspectos de la vida espiritual y practicar la auto disciplina, la meditación y la oración.
De ese modo, el devoto se transforma en un hombre activo porque el deseo hay que bajarlo al mundo de la realización. En el mundo físico es donde adquirimos experiencia. Y ésta es la prueba de Géminis. Porque las causas puestas en el mundo del pensamiento han de manifestarse aquí como realidades. También es aquí donde, mediante los sentidos, el espíritu descubre nuevos campos de conocimiento y nuevas zonas de la existencia a investigar. Es aquí donde se logra el conocimiento que, finalmente se ha de transmutar en sabiduría. Porque el conocimiento es la búsqueda del significado, mientras que la sabiduría es el conocimiento del espíritu.
Sin la comprensión de la forma en que debe aplicarse el conocimiento, fracasamos, porque la comprensión es la aplicación del conocimiento a la luz de la sabiduría, a los problemas de la vida y a la consecución de la meta.
Hércules se enfrenta, pues, al desafío de juntar los dos polos de su ser y coordinar espíritu y cuerpo logrando así la unidad en que se funden los pares de opuestos.
2. A Hércules se le indica el trabajo a realizar: buscar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.
La manzana figura mucho en la mitología. En el Edén, Lucifer ofreció una a Eva que, al aceptarla, obtuvo el conocimiento del bien y del mal, es decir, la sabiduría. Es una manera simbólica de exponer la aparición de la mente y de cómo ese nuevo vehículo empezó a funcionar en aquel ser que ni era animal ni era humano.
Pero, con la adquisición de la mente llegó también la conciencia de la propia dualidad, el pensador y lo pensado, la atracción de los pares de opuestos, del espíritu, que es bueno, y la materia que es mala si no se deja dominar por aquél para expresarse a través de ella.
Sólo se le dijeron a Hércules tres datos del problema a resolver: que había un jardín con un árbol en el que crecían las manzanas de oro; que el árbol estaba custodiado por la serpiente de cien cabezas; y que, cuando lo encontrara, encontraría allí a tres hermosas doncellas.
Y, con esos datos, Hércules empezó a explorar el planeta. Primero fue al norte, luego al sur y al este y al oeste, hasta que encontró a Nereo. Hércules le preguntó, pero Nereo nunca daba una respuesta clara y concreta y directa, sino vagas sugerencias o insinuaciones. Por fin, le dijo la dirección en que debía buscar, lo que le hizo volver hacia el sur, es decir, retroceder en el camino ya andado.
En ese camino hacia el sur, Hércules encontró a la serpiente llamada Anteo, con la que hubo de luchar. Anteo era hijo de Poseidón, el dios de las aguas, y de Gea, la Tierra. Por eso, cuando Anteo estaba en contacto con la tierra, su madre, se hacía invencible. Y Hércules, como todos los discípulos, en esa lucha, tuvo que usar su mente y descubrir por qué si Anteo perdía contacto con la tierra se debilitaba. Y, cuando lo hubo descubierto, le fue fácil mantener a Anteo en el aire y vencerlo. Recordemos que también Moisés tuvo que levantar en el aire la serpiente para defender a su pueblo, atacado por serpientes venenosas.
Pero el aspirante a la vida superior ha de defenderse de otro peligro muy común y que hace caer a muchos candidatos por lo atractivo que resulta y que es el astralismo.
Géminis es un signo común, es decir, variable, y es un signo de aire, es decir, mental. Y, en su búsqueda, tras vencer a Anteo, se tuvo que enfrentar al astralismo, que se ocupa de la apariencia y no de la realidad. Y por eso, su próximo encuentro fue con Busiris.
Busiris era hijo de Poseidón, el dios de las aguas, y de una mortal. Y presumía de ser un gran maestro, de poder indicar a Hércules el camino para llegar a las manzanas de las Hespérides y de ser el depositario de la verdad. Hércules lo creyó y permaneció mucho tiempo con él, admirándolo y olvidando el trabajo pendiente. Lo aceptó como su maestro y guía. Y, cuando Busiris lo tuvo completamente dominado, lo ató al altar del sacrificio y le hizo olvidar a Nereo. Hércules, finalmente despertó de aquella sugestión, se dio cuenta de lo que sucedía y del engaño de que estaba siendo objeto, se liberó, ató en su lugar a Busiris en el altar y siguió su camino en busca de las manzanas. Esta parte de la prueba nos muestra los engaños, retrasos, desalientos y rodeos que contiene el Sendero.
Siguiendo su búsqueda, encontró a Prometeo, atado a una roca y con los buitres devorándole el hígado, que cada día se renovaba, así que Hércules, se desvió de su camino para ahuyentar a los buitres y liberarlo, cosa que hizo.
Y llegó al momento cumbre de la prueba, en el que encontró a Atlas cargando sobre sus hombros el peso del mundo. Tan impresionado quedó Hércules con el enorme esfuerzo que Atlas tenía que hacer para sostener el peso de la tierra que, conmovido, lo sustituyó en tal tarea. Y entonces se produjo el milagro: Atlas fue al Jardín de las Hespérides y, sin impedimento por parte de la serpiente de cien cabezas que las custodiaba y con la colaboración de las tres doncellas, cogió las manzanas de oro y se las entregó a Hércules que, instantáneamente, se vio liberado del peso del mundo y libre de la tarea que se había impuesto por ayudar a aquél.
3. El problema con el que había que luchar en el signo de Géminis era que el hombre es espíritu y es cuerpo y hay que compensar el yo inferior con el Yo Superior.
Esa dualidad de Géminis está representada en muchas escrituras sagradas. Recordemos sino a Rómulo y Remo (matando el primero al segundo), a Caín y Abel (haciendo lo mismo), a Cástor y Pólux (uno mortal y otro inmortal) y a Ismael e Isaac (uno hijo de la carne y el otro hijo de Dios). Y recordemos las dos columnas a la entrada Del templo masónico.

A continuación, presento, trabajos de Merche Torramilans y Pamela Di Meglio, donde se difunde información audio-visual sobre las Enseñanzas Esotéricas del Maestro El Tibetano D.K. y y el trabajo que realizó a través de Alice Ann Bailey, respecto al Mito de los Doce Trabajos de Hércules; las Energías que interactúan en los períodos de los diferentes signos del Zodíaco y las Lunas Llenas en las diferentes Casas Zodiacales.

Trabajo del Festival de Géminis-Festival del Cristo

Los Doce Trabajos de Hércules-Géminis


Día Mundial de la Gran Invocación



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